Las inminentes fechas navideñas, que incluirán un año más comidas y cenas copiosas, tendrán como eje central reuniones de amigos o familiares, donde la comida se convertirá en la principal protagonista de dichas reuniones, girando siempre en torno a los sabores propios de la Navidad . El problema es que para llegar a estas reuniones hay que desafiar los presupuestos familiares . Objetivo, evitar que los gastos se disparen, planificar en la medida de lo posible qué se va a cocinar y pensar cuál es y será la evolución de los precios de los alimentos que necesitemos, ya que hay algunos muy demandados durante esta época del año que se encarecen… y otros, que los hay, que bajan de precio.
El problema para más de un bolsillo es que los anfitriones de comidas o cenas optan frecuentemente por incluir en sus menús productos que no se suelen comprar el resto del año, más exclusivos y sabrosos pero que lamentablemente suelen ser mucho más caros. De hecho, en muchos casos, estos productos incrementan significativamente su precio en las semanas previas a las fiestas navideñas debido a la alta demanda, llegando incluso a duplicar o triplicar su coste habitual. Hay expertos que cifran en un 30% más caros algunos alimentos que compramos estos días en comparación con hace tres años.

Entre los alimentos que se convierten en un lujo y son los más caros de la cesta de Navidad se encuentran los mariscos y pescados. Productos como los percebes, la merluza, las almejas, las gambas, el besugo y la lubina son protagonistas de las mesas y, a su vez, los más susceptibles a las subidas de precio. De ahí que la Organización de Consumidores y Usuarios insista en que las alzas más importantes se concentran en aquellos productos con menor disponibilidad, como los citados mariscos y pescados , que experimentan una fuerte demanda en estas fechas. A esta lista de alimentos costosos se suman carnes selectas, como el redondo de ternera, el pavo entero, el jamón ibérico, los embutidos de alta calidad y los quesos curados.
Otros productos que acaban en más de una mesa pero que habremos comprado a un precio superior son los considerados “típicamente navideños”, como el cordero, la piña, el besugo, la lombarda o la granada. El besugo, por ejemplo, hay expertos que consideran que se ha encarecido más de un 200% en la última década , y otros como el cordero, las ostras o los percebes son igualmente mucho más caros que entonces. Y es que los datos muestran que la subida de precios se acelera en las semanas inmediatamente anteriores a la Navidad. En un solo periodo de dos semanas en diciembre, las que están a punto de arrancar, los precios de los alimentos navideños más típicos suben, de media, un 7%.
La OCU ha advertido que la cesta de Navidad de este año será “de las más caras de los últimos años”. Comparando la evolución de precios, los analistas consideran que este encarecimiento no solo es un reflejo de la alta demanda estacional, sino también de otros factores, como el clima. Condiciones meteorológicas adversas , como sequías prolongadas, lluvias torrenciales o un estado del mar desfavorable, pueden reducir la oferta de ciertos productos, traduciéndose en un aumento considerable de los precios para el consumidor. A esto se añaden los incrementos en los costes de transporte y logística o, también, la especulación, ya que siempre hay algunos distribuidores, según la Organización de Consumidores y Usuarios , que ajustan precios anticipándose al aumento de la demanda.
Opciones baratas
No obstante, es posible disfrutar de las fiestas sin incurrir en gastos excesivos, aprovechando las opciones más económicas disponibles. Las alternativas más asequibles pasan por el pollo, el cerdo fresco, y verduras y hortalizas de temporada como la col, las patatas o las zanahorias, además de las legumbres. En el sector del pescado, el consumo de productos congelados como la merluza, el atún o el bacalao ofrecen una calidad excelente a precios mucho más accesibles, optimizando así el presupuesto. En el lado opuesto de las subidas vertiginosas mencionadas, hay algunos alimentos que incluso bajan su precio. Tal es el caso de las ostras y las angulas, entre algunos de los productos considerado “de lujo”, además de las naranjas, el tomate de ensalada, las manzanas, el aceite de oliva virgen extra, los limones, la carne picada, el beicon o la cebolla.
Ante el panorama de precios encarecidos, se recomienda llevar a cabo una buena planificación y adelantar las compras . Hacerse con la materia prima, como ciertos pescados y carnes, antes de que llegue el temido diciembre y congelarla puede suponer un ahorro importante. Otras estrategias incluyen planificar un menú detallado para evitar compras innecesarias , comparar precios entre supermercados, y sustituir los productos más caros, como los mariscos y carnes selectas, por alternativas más asequibles o de temporada. Objetivo, reducir el impacto de tanta compra y de tanto producto apetecible y navideño pero encarecido. Y optar por otros productos que quizás no sean de lujo pero que se puedan disfrutar en familia o con amigos.

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