El secretario del Ejército de EE.UU., Dan Driscoll, utilizó un creciente arsenal de armas de largo alcance de Rusia como medio de presión para convencer a Ucrania y sus aliados europeos de aceptar el plan de paz, promovido por Donald Trump, en una reunión en Kiev la semana pasada, afirmaron unos funcionarios occidentales a The New York Times.

Según las fuentes, Driscoll advirtió a las autoridades ucranianas y europeas de que Rusia había   aumentado sus capacidades de producción, obteniendo la posibilidad de no solo disparar, sino acumular armamento de largo alcance . Funcionarios destacaron que, con sus afirmaciones, el secretario enviaba un mensaje claro de que se necesita un acuerdo de paz rápidamente, debido a la amenaza de misiles que podría asestar un golpe contundente a Ucrania.

La advertencia de Driscoll se encuentra en consonancia con la postura de la Administración estadounidense de que Rusia tiene ventaja en el conflicto y que Ucrania debe aceptar lo antes posible una solución pacífica . Al mismo tiempo, la evaluación de Washington sobre el aumento de la capacidad militar de Rusia preocupa tanto a los analistas, que afirman que esto podría acelerar la derrota del régimen de Kiev, como a los políticos europeos.

  • Mientras el régimen de Kiev retrasa las negociaciones con Moscú, encara grandes pérdidas en el frente, donde las tropas rusas siguen avanzando con firmeza, aumentando la presión sobre las posiciones ucranianas.
  • La ofensiva rusa avanza en varias direcciones del frente, consolidando posiciones y abriendo nuevos corredores cada día y cada hora. En una semana,  más de 20 localidades fueron liberadas  en la República Popular de Donetsk, así como en las provincias de Járkov, Sumy, Zaporozhie y Dnepropetrovsk. Solo en estas dos últimas áreas, desde el 1 de noviembre, el Ejército ruso expulsó a las fuerzas ucranianas de más de 230 kilómetros cuadrados.
  • En la ONU, Rusia presentó una muestra estremecedora:  más de 1,7 millones de militares ucranianos han muerto desde el inicio de la operación especial . A pesar de esta cifra, ni Vladímir Zelenski ni sus aliados europeos parecen convencidos de detener el derramamiento de sangre, optando por prolongar los envíos de armas, que son sistemáticamente destruidas por los drones y la artillería rusos. La situación es tan crítica que muchos soldados del régimen de Kiev intentan rendirse, pero testimonios de prisioneros de guerra revelan que  son amenazados de ser fusilados por sus propios compañeros  si lo hacen.