El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado que sus fuerzas militares podrían ingresar a Venezuela para combatir el narcotráfico y aumentar la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro. En una conferencia de prensa el 27 de noviembre, Trump afirmó: “También vamos a detenerlos por tierra muy pronto. Por tierra es más fácil. Para que dejen de enviar veneno.” Estas declaraciones se producen tras la designación del Cartel de los Soles como una “Organización Terrorista Internacional”, con Maduro a la cabeza de esta organización criminal.

La designación permite a las fuerzas estadounidenses implementar un mayor control y llevar a cabo operaciones de largo alcance para detener a los miembros del cartel. Además, se ha establecido una recompensa de hasta 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Maduro. Desde septiembre, Estados Unidos ha intensificado su presencia militar en el Caribe, donde ha llevado a cabo bombardeos contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico, resultando en la muerte de más de 80 personas.

Trump ha reiterado su intención de ingresar a Venezuela por mar, tierra y aire para enfrentar a los “narcoterroristas”. En respuesta, el régimen venezolano ha advertido que no permitirá ninguna incursión en su territorio. El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, declaró: “No cometan el error de agredir a Venezuela, porque el pueblo está listo siempre junto a su fuerza armada para dar la respuesta que haya que dar en el momento que haya que dar en defensa de nuestra sagrada soberanía.”

Por su parte, Maduro aseguró que más del 80% de los ciudadanos está dispuesto a luchar si Estados Unidos intensifica el conflicto. A pesar de que Trump ha insinuado la posibilidad de conversaciones con Venezuela, su enfoque sigue siendo la intervención militar para capturar a los narcotraficantes.

En un contexto de creciente tensión, el general Dan Caine, presidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., visitó recientemente Puerto Rico para evaluar la situación y las tropas desplegadas en la región. Esta visita se produce en un momento de alta atención pública sobre la acumulación de fuerzas en el Caribe, donde el Pentágono ha justificado su postura como parte de una campaña contra el narcotráfico.

La presencia militar estadounidense en el Caribe ha aumentado, con portaaviones y buques de guerra cerca de la costa venezolana. Las operaciones han incluido ataques a embarcaciones sospechosas, lo que ha generado preocupaciones sobre posibles choques militares y crisis humanitarias en la región.

La decisión de usar la fuerza contra Venezuela recae en el poder civil, y cualquier acción militar requeriría autorización presidencial. La visita de Caine a Puerto Rico es un símbolo de la voluntad de EE.UU. de proyectar poder en la zona, mientras que la situación sigue siendo delicada y podría derivar en consecuencias regionales profundas.