La designación del teniente general Carlos Alberto Presti como nuevo ministro de Defensa fue celebrada por La Nación como un “hito histórico” que pondría fin a la “demonización” de las Fuerzas Armadas. En una extensa editorial, el diario conservador aprovecha el nombramiento para defender a la institución responsable del genocidio, exigir su relegitimación social y reforzar el alineamiento militar con Estados Unidos. No se trata solo de un elogio a un funcionario: es una ofensiva política para justificar el papel que la cúpula castrense pretende recuperar en el país.

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