El libro 'Abundancia' de Ezra Klein y Derek Thompson ha reabierto dilemas sobre la construcción, la regulación y las prioridades en los mensajes de los partidos progresistas que también llegan a España con 'Tres millones de viviendas' de Jorge Galindo y otros
El último 'Rincón de pensar' - Carmen Madorrán, filósofa: “Solo podremos seguir creciendo infinitamente a costa de muchísimo sufrimiento humano y de los ecosistemas”
En el bizarramente cordial encuentro entre Donald Trump y Zohran Mamdani hace unos días, el presidente de Estados Unidos y el alcalde electo de Nueva York coincidieron en una prioridad para la ciudad. En medio de la escena hipnótica, era fácil no reparar en la defensa que hicieron ambos de la construcción de más viviendas y la eliminación de obstáculos en la regulación.
“El presidente y yo hemos hablado de la importancia no solo de construir más viviendas, sino de asegurarse de que la regulación del sector inmobiliario sea manejable, que se pueda tramitar de verdad, y que no sea la causa de otra espera más en nuestra ciudad”, dijo Mamdani, de pie, muy tieso y con las manos entrelazadas junto a Trump, sentado y que le miraba a ratos con aire embelesado. “Una de las cosas que he descubierto hoy es que él quiere que baje el precio de la vivienda idealmente construyendo más casas”, dijo el presidente que tanto había atacado a Mamdani. “Está de acuerdo con eso y yo también. Pero si leo los periódicos, no lo veo. Hoy le he escuchado decirlo”.
Ese momento abordó durante unos segundos un debate intenso en la política pública en la izquierda de Estados Unidos, que va mucho más allá de la vivienda y que se puede trasladar con matices a España y otros países europeos. No era la primera vez, pero Mamdani estaba apoyando con sus palabras en el Despacho Oval uno de los núcleos de la “agenda de la abundancia”, llamada así a partir del libro de los periodistas Ezra Klein y Derek Thompson que ha agitado al Partido Demócrata.
El libro debatido
Abundancia, publicado en España por la editorial Capitán Swing, ofrece una crítica y en cierta medida una guía para los demócratas -y otros partidos progresistas- con la defensa de un Estado más eficaz, más centrado en poner recursos en la construcción y en la invención que en la regulación y la redistribución de la “escasez”. La vía para que el Partido Demócrata vuelva al poder, según ellos, es priorizar las necesidades más cercanas a la vida diaria sobre otros debates, un argumento a menudo repetido por el senador Bernie Sanders, aunque no esté de acuerdo en el cómo. La tesis principal del libro es que los demócratas deben defender un Estado fuerte, pero se deben concentrar más en que cumpla las promesas que cambian la vida de la gente y para ello apostar también por una agenda más ambiciosa y más flexible de crecimiento que ponga menos trabas para “hacer”.
Abundancia tiene también algo de utopía tecnológica de un mundo de inteligencia artificial para el bien, casas sostenibles, energía limpia al 100%, cultivos verticales y carne producida en laboratorio, con una descripción que suena un poco a la novela distópica Un mundo feliz (que no lo era). El libro defiende el papel del sector público, pero también el de las empresas privadas, y critica la gestión demócrata en lugares como California, donde se ha disparado el porcentaje de las personas que duermen en la calle más que en estados mucho más pobres y con más problemas de adicción a las drogas, como Virginia Occidental, o Nueva York, con costes de construcción prohibitivos.
“Décadas de ataques al Estado han convertido a los liberales en paladines automáticos del gobierno. Sin embargo, si se cree en él, hay que hacer que funcione. Y, para que funcione, hay que ver con claridad cuándo falla y por qué”, escriben los autores en Abundancia. “Esta historia debe asentarse en ladrillos, acero, paneles solares y redes de alta tensión, no solo en palabras”.
La concentración de poder
Mamdani, del grupo socialista dentro del Partido Demócrata, es en cierto sentido una excepción en el ala más a la izquierda del partido, que critica el libro de Klein y Thompson por no insistir más en la limitación del poder de las grandes empresas y los ultrarricos. Abundancia, sin duda interesante, pero que resume ideas ya existentes, ha sido presentado como la salvación del Partido Demócrata, su perdición o el motivo de su ruptura.
“Antes de que saliera el libro, me preocupaba que su argumento fuera demasiado aceptable como para generar mucho debate”, escribe Klein en un artículo para contestar a sus numerosos críticos y en el que dice que no esperaba una brecha con aire apocalíptico en el partido.
Zephyr Teachout, catedrática de Derecho y ex candidata demócrata del ala izquierda del partido a gobernadora de Nueva York, contesta en una conversación con Klein, que los demócratas deben atender sobre todo al “problema de la concentración de poder y la manera en la que está haciendo imposible hacer cosas”.
Otros incluso ridiculizan el libro por creer que el “gran problema” del país son los “cuellos de botella” en lugar de las grandes corporaciones. Y de ahí otra reflexión de Klein: “Los demócratas no están teniendo dificultades principalmente porque elijan mensajes equivocados. Están teniendo dificultades porque no logran resolver problemas”.
También sostiene que ayuda poco dividir todas las esferas de la sociedad en buenos y malos, entre otras cosas porque en la práctica la división nunca es tan fácil de identificar: “Se pierde mucho cuando reduces los intereses complejos de la política a un simple juego de moralidad. A menudo, hay empresas en bandos diferentes del mismo asunto. A menudo, hay sindicatos en bandos diferentes del mismo asunto”.
El puzzle de la vivienda
Buena parte de Abundancia se centra en el problema de la escasez y el precio de la vivienda en las grandes ciudades. Klein insiste en que no hay nada más progresista que intentar resolver el puzzle con todas las opciones disponibles: “Si quieres ayudar a la clase trabajadora, el lugar para empezar es la vivienda. ¿Puedes arreglar el mercado inmobiliario debilitando el poder de las empresas?”
En España, el libro publicado este otoño que explora este debate en profundidad es Tres millones de viviendas de Jorge Galindo, politólogo y director adjunto del Centro de Políticas Económicas de Esade. El libro también describe cómo el marco de prohibiciones por defecto, la pasividad a la hora de construir viviendas sociales y el miedo a los fantasmas de la burbuja provocada por el exceso de crédito en la década pasada han impedido mensajes políticos y acciones más contundentes.
Ahora, según explica a elDiario.es, en España se construye lento y caro, incluso cuando interviene el Estado con recursos, y pone como ejemplo la Operación Campamento, en Madrid, y otros proyectos urbanísticos en antiguos terrenos militares donde la construcción está siendo “extremadamente dificultosa” en muchas ciudades.
Galindo cree que el debate etiquetado como “abundancia” lleva al menos desde 2019, pero que ahora está madurando por las condiciones políticas y económicas. “Es un giro que se ha ido consolidando en una izquierda que estaba demasiado preocupada por la redistribución y demasiado poco por agrandar la tarta, demasiado preocupada por protegernos contra riesgos, y demasiado poco por lo que nos estábamos perdiendo cuando no nos protegíamos contra riesgos”, explica. “En un contexto inflacionario, se vuelve más visible la importancia de focalizarnos en el crecimiento”.
Aidan Regan, catedrático de Economía Política de la Universidad de Dublín y autor de una investigación académica sobre políticas progresistas para la vivienda, también dice a elDiario.es que los partidos progresistas se deben centrar en la vivienda tirando de todos los resortes, aunque sin perder de vista que no solo basta con construir más, sino cómo y dónde hacerlo dentro de un programa claro de construcción de vivienda social.
Por ejemplo, el Partido Laborista en el Reino Unido ha apostado por la construcción de nuevas viviendas e incluso nuevas ciudades, pero su éxito depende en gran medida de mano de obra y materiales de construcción que escasean en el país del Brexit. Además, Regan ve un problema en la manera demasiado “financiera” con la que se sigue abordando el asunto.

ElDiario.es Cultura

La Crónica de Badajoz
Cadena SER
ElDiario.es
AlterNet
Vulture
Blaze Media
New York Post