Los órganos de inteligencia en Colombia están hoy bajo la lupa. La información periodística revelada esta semana por el canal Caracol en torno a presuntos nexos entre un general del ejército y un alto directivo de la Dirección Nacional de Inteligencia con los cabecillas de las disidencias de las Farc no sólo pusieron en evidencia el riesgo de una infiltración a gran escala de ese grupo ilegal en temas de seguridad nacional, además tienen en tela de juicio la pertinencia de las medidas que toma el gobierno al amparo de la accidentada política de ‘paz total.

Especialmente en lo relativo a la designación de jefes e integrantes de grupos subversivos como miembros representantes de estas facciones en procesos de negociaciones para el cese de acciones violentas, o incluso como gestores de pa

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