En un Movistar Arena abarrotado, Joaquín Sabina bajó este domingo por la noche en Madrid el telón de una carrera irrepetible . Una despedida llena de la verdad que siempre ha acompañado sus canciones: esa mezcla embrutecida entre poesía callejera y melancolía que convirtió al jienense en una referencia imprescindible de la música en español. Tras casi cinco décadas recorriendo escenarios, el cantautor ha dicho hola y adiós por última vez allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid.

El andaluz eligió para su despedida la ciudad que ha sido su hogar sentimental y su principal escenario narrativo. La capital de España ha sido una cómplice más del artista y un personaje en sus historias, no solo una esc

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