A partir del 11 de febrero de 2026, Bogotá se prepara para vivir uno de los mayores desafíos en materia de servicios públicos: el fin de los contratos con las empresas encargadas de la recolección de basuras, lo que dará paso a un modelo de libre competencia. A tan solo 73 días de este cambio, la ciudad aún no cuenta con plena claridad sobre cómo se garantizará la prestación del servicio en todas las zonas, especialmente en las más periféricas y de difícil acceso.
Incertidumbre
Este nuevo escenario permitirá que las empresas recolectoras elijan libremente las áreas donde operarán, las rutas que asumirán y las tarifas que aplicarán. Aunque este modelo promete dinamizar el mercado y traer nuevos actores, también genera una fuerte incertidumbre sobre la continuidad del servicio en sectores

Diario del Cauca

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