En una ocasión se jactó de que iban a “meter las drogas en las narices de los gringos”. Aceptó un soborno de 1 millón de dólares del Chapo Guzmán para permitir que los cargamentos de cocaína pasaran por Honduras. Un hombre murió en prisión para protegerlo.

Durante el juicio federal a Juan Orlando Hernández en Nueva York, los testimonios y las pruebas demostraron cómo el expresidente mantuvo a Honduras como bastión del comercio mundial de drogas. Orquestó una vasta conspiración de tráfico que, según los fiscales, hizo ganar millones a los cárteles, al tiempo que conservaba a Honduras como uno de los países más pobres, violentos y corruptos de Centroamérica.

El año pasado, Hernández fue declarado culpable de cargos de tráfico de drogas y armas y condenado a 45 años de prisión. Fue uno de l

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