Vivimos con el piloto automático puesto: mensajes que no paran, vídeos de 15 segundos, reuniones encadenadas y la sensación de que siempre vamos tarde. Esa sobrecarga tiene un precio, cuanta más prisa y más estímulos, menos capacidad real tenemos de entender lo que pasa, recordarlo y vincularnos de verdad con ello.
La psiquiatra lo resume en una frase contundente: "La lentitud alimenta la atención, la velocidad la destruye". No se trata de volver al siglo XX, sino de recuperar espacios de pausa para que el cerebro pueda hacer lo que mejor sabe hacer: concentrarse, ordenar, conectar.
Un cerebro saturado no puede prestar atención
El cerebro está preparado para atender a unas pocas cosas a la vez. Cuando vivimos "en modo fast", saltando de una notificación a otra, consumiendo información

LA RAZÓN Salud

TMZ
KTLA Entertainment
Political Wire
Raw Story
Mediaite
NPR
Tampa Bay Times Health
The Daily Beast
The Conversation
Oh No They Didn't