La única refinería de Serbia, propiedad de una compañía controlada por el Kremlin, prevé cerrar esta semana por las represalias de Estados Unidos

Serbia suele abrazar con orgullo en su política exterior la doctrina de los “cuatro pilares”: mantener buenas relaciones, simultáneamente, con la Unión Europea, con Estados Unidos, con Rusia y con China. Pero ese delicado (y complejo) equilibrio entre aguas tan distintas es difícil de mantener en plena marejada geopolítica. El país balcánico se arriesga ahora a vivir su invierno más frío por el previsible cierre, este martes, de su única refinería de petróleo, víctima colateral de las sanciones de Estados Unidos a Rusia por la guerra de Ucrania.

Para evitar ese terremoto, el Gobierno de Serbia —como los de Hungría, Bulgaria o Rumania— trata de

See Full Page