Los niños catalanes tienen el derecho de escoger si quieren estudiar religión o no y, en su caso, si quieren estudiar religión católica o islámica. Y las escuelas públicas o concertadas tienen el deber de satisfacer esas necesidades, que los padres de los alumnos indican, generalmente, antes de comenzar cada etapa formativa. Así, en la Comunidad de Cataluña, presidida por Salvador Illa , los niños en Cataluña tienen el derecho de estudiar religión a la carta mientras que no pueden estudiar en español , que es lengua cooficial en Cataluña y oficial en todo el territorio español, aunque haya familias que llevan años solicitándolo.
Esa doble vara de medir que se aplica en las aulas catalanas, se produce a pesar de que la última sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña especificó en su día que hay un 25% de las materias lectivas que deben impartirse en español. Una sentencia considerada una «imposición intolerable» por buena parte de las fuerzas políticas catalanas, a excepción de PP y Vox, mientras Salvador Illa afirma que acata la sentencia, pero promueve, con el PSC, un decreto para obstaculizar su ejecución.
La realidad es que la sentencia que obliga a ofrecer el 25% de las horas lectivas en catalán no se está cumpliendo: no se obliga a ejecutarla en las escuelas, por parte de las autoridades catalanas y ante la pasividad de la inspección educativa de la Administración Central. Aunque públicamente diga que la acata, en Cataluña nada ha cambiado: con el Gobierno de coalición independentista, de ERC y Junts, no se cumplió y con Illa tampoco se ha desarrollado el cumplimiento de la sentencia. Por su parte, Pedro Sánchez tampoco les ha obligado a hacerlo hasta la fecha.
Según se recoge en la respuesta parlamentaria que la consellera de Educación y Formación Profesional, Esther Niubó, ha dado recientemente al diputado de Vox Manuel Jesús Acosta Elías y que aparece recogida en el Boletín Oficial del Parlament de Cataluña, en esta comunidad autónoma más de 1.000 profesores imparten la asignatura de religión, a demanda de los estudiantes, entre educación primaria y secundaria. En total, son 344 profesores los que imparten religión católica en primaria y 685 en secundaria, mientras que hay 3 profesores contratados para impartir religión islámica en primaria y otros dos en secundaria.
Sobre el papel que la consellera Niubó ha remitido al diputado que le formula la pregunta escrita, Manuel Jesús Acosta, todo son facilidades para los alumnos catalanes, para que elijan, al inicio del curso, si quieren estudiar religión o no y, puestos a estudiarla, si les interesa más el Corán o la Biblia. Y de esas facilidades se enorgullece el departamento de Ensenyament de la Generalitat.
Illa acata pero incumple
Por su parte, la postura de Salvador Illa sigue siendo la que mantuvo cuando se conoció la sentencia de la obligatoriedad de impartir el 25% de las materias en castellano: dice acatarla, pero apoyó en su día un decreto del Gobierno de Pere Aragonés , para bloquear el cumplimiento de la misma, mientras el Gobierno de España, con Pedro Sánchez al frente, hizo en su momento y sigue haciendo la vista gorda.
De este modo, el Gobierno de la Generalitat, que ahora preside Salvador Illa, hace gala de apertura de miras, tolerancia y respeto a todas las confesiones religiosas, financia y promueve los estudios de religión, para aquellas familias interesadas, en educación primaria y secundaria de los niños, mientras que permite que se perpetúe la hispanofobia en todas las aulas y a todas las edades de los estudiantes catalanes.

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