Además de los medios locales y regionales, se hicieron presentes ocho medios de otras ciudades que viajaron especialmente para cubrir el encuentro decisivo.

La expectativa por el posible ascenso generó un interés inusual y convirtió al Abel Sastre en un punto de referencia nacional. Cámaras, móviles en vivo y cronistas trabajando a contrarreloj marcaron el ritmo en las cabinas, donde el clima era de verdadera final: análisis, nervios, mates compartidos y la presión de transmitir cada detalle de un partido histórico.

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