Tiene muchas cosas buenas, como una sincera profundidad emocional, está ambientada en Cádiz y suena Vetusta Morla. Tres ingredientes por los que vale la pena ver, y disfrutar, de El amor de Andrea. Ella, la protagonista, tiene 15 años y quiere recuperar la presencia, y sobre todo el amor, de su padre, que desapareció de su vida tras el divorcio que rompió su unidad familiar. "Es una peli que va desde el drama a la ternura", decía el director Manuel Martín Cuenca en RNE.
Martín Cuenca decidió instalarse en Cádiz y durante un año observó esa mágica luz que hay en la ciudad, conocida como 'Tacita de plata' y, enamorado de ella, quiso rodar allí su película, y hacerlo por orden cronológico, respetando el devenir de la historia. La historia de Andrea, atrapada en una marañas de preguntas sin

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