A las 09:00 en punto de la noche, con parte del público aún corriendo desde la Línea 9 del Metro de la Ciudad de México (CDMX) retrasada y colapsada, la silueta de Billy Idol apareció en la pantalla central del Estadio Alfredo Harp Helú. No entró caminando. Entró sentado, colocado junto a la batería para abrir con “Still Dancing”. Un anuncio inesperado le dio sentido a la escena.
“Me lastimé del lado derecho de mi cuerpo, en la pierna derecha. No me he roto nada, pero no puedo ponerme de pie. Vamos a seguir rockeando… esto es ‘Cradle of Love'”, dijo el músico.
Intentó levantarse. No pudo. Y aun así, arrancó el show sentado, solo con la convicción de que cumplir 70 años sobre un escenario mexicano era razón suficiente para seguir.
Mientras tanto, afuera, el eco de las primeras guitarras

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