La salida silenciosa de varias marcas chinas de autos ha comenzado a dejar a cientos de propietarios en un punto muerto: sin servicio, sin refacciones y sin soporte técnico para trámites tan básicos como renovar hologramas o acreditar el funcionamiento eléctrico de sus vehículos. Aunque México abrió la puerta a decenas de proyectos de origen chino en los últimos años, no existe una regulación que obligue a las empresas o importadores a garantizar atención mínima una vez que deciden retirarse del país. LEA TAMBIÉN

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