“Ya teníamos ganas de abrir las puertas de nuestra casa para volver a encontrarnos con niños y niñas y que nos cuenten sus deseos”. Así de contento se ha mostrado este lunes Olentzero tras su llegada a Basauri con su inseparable compañera Mari Domingi . Un año más, y gracias a la ayuda y colaboración de la Asociación de Comerciantes de la localidad que ha cuidado, adecentado y adornado su morada, han dejado por unas semanas la montaña para bajar a la urbe y repartir cariño y alegría entre los txikis. Eso sí, “carbón también hemos traído para todos, aunque esperamos no tenerlo que usar”, ha avisado Olentzero.
Mari Domingi se ha mostrado expectante por saber “cómo se han portado y que regalos nos van a pedir” . Y, sobre todo, ha asegurado que en la casa de Basauri “todos y to

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