Aunque reconocen la importancia de las reparaciones, aseguran que el verdadero problema radica en la falta de señalización, los retrasos en la intervención y los riesgos que esto está generando.

El paso por la zona se ha convertido en un punto peligroso, especialmente en horas de la noche, cuando la poca iluminación dificulta la visibilidad de los huecos, de la maquinaria y los materiales que permanecen en la vía. A ello se suma la presencia de residuos de piedra dejados por las obras, que ya han causado sustos entre los conductores y podrían provocar accidentes.

La situación también ha generado fuertes trancones que se extienden hasta la calle 20, afectando no solo a quienes circulan a diario por el sector, sino también a rutas de transporte público y vehículos de carga.

Gabriel Díaz,

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