“Le rendimos culto a la muerte”, dijeron alguna vez los integrantes de Mayhem, en un clip que se pudo ver anoche, en su concierto de regreso a Bogotá. Sin duda eso han hecho por décadas, desde su arte y desde una ventana musicalmente extrema y transgresora , habitando la tensión de sobrellevar y alimentarse a la vez de un suicidio y un asesinato, dos pérdidas profundas engranadas en su historia.
Anoche, liderados por su bajista fundacional Necrobutcher y potenciados por sus enormes músicos, dos de los cuales ofrecen el teatro desde el maquillaje mismo, y dos más que desde guitarra y batería arrollan, lo que transmitieron como banda fue una potencia vital absoluta. Mayhem dejó una frecuencia espiritual oscura, satánica y religiosa, genial, llámenla como quieran . Físicamente, se sintió

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