La condena de Joaquín Guzmán López exhibe que la justicia mexicana sigue siendo el eslabón más débil de la seguridad nacional.
Cuando Joaquín Guzmán López, alias "El Güero", se declaró culpable de narcotráfico ante cortes estadounidenses, no fue únicamente la captura de un narcotraficante. Fue la confesión de una verdad incómoda: la colusión sistemática entre instituciones mexicanas y crimen organizado alcanzó niveles tales que permitió que un hijo del capo más famoso del mundo dirigiera una facción criminal durante 15 años, traficara toneladas de fentanilo, y solo enfrentara justicia en territorio estadounidense.
La gravedad no está en lo que El Güero hizo, sino en quiénes lo permitieron.
El arquitecto de una operación criminal masiva
Joaquín Guzmán López no era un operador menor, si

Expansión Política

Noticias de México
NEWS HIDALGO
La Silla Rota
ABC Noticias MX
Infobae México
Telediario Policíaca
Oh No They Didn't