Hay momentos del año que modifican la manera en que la gente observa su entorno. Diciembre es uno de ellos: las calles adquieren otra cadencia, los hogares se reorganizan y las listas de regalos empiezan a ocupar un espacio mental que todos reconocen. En ese punto —cuando la anticipación se mezcla con la necesidad de decidir— la Gran Venta Nocturna de Sears se convierte en la salvación práctica para muchos.

Regalar tiene un peso emocional que pocas cosas igualan. Cuando uno piensa en alguien y elige un detalle, entrega tiempo, cariño y memoria. Esa misma lógica aplica cuando alguien decide darse algo a sí mismo: reconocimiento, bienestar, un pequeño impulso para cerrar el año con otra energía. Con esa sensibilidad, Sears comparte opciones diversas para resolver obsequios con calidad, i

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