Mantener las persianas en buen estado es una necesidad más frecuente de lo que parece, ya que estos sistemas acumulan polvo y partículas procedentes del exterior. En los edificios ubicados en entornos urbanos, esta exposición es mayor debido a la contaminación y al tránsito constante de vehículos, lo que provoca que la suciedad se adhiera con más rapidez. Sin embargo, la tarea se complica cuando las persianas están situadas en ventanas cuyo acceso exterior es complicado, ya sea por la altura, el diseño del edificio o la falta de elementos que permitan asomarse con seguridad.
Ante esa situación, muchas personas recurren de forma ocasional a métodos improvisados que pueden resultar inseguros, como inclinar el cuerpo hacia el exterior o manipular la persiana desde posiciones inestables. Para evitar riesgos, existen procedimientos domésticos que permiten limpiar la cara externa de manera parcial o completa utilizando únicamente el acceso interior. Estos métodos, empleados habitualmente en viviendas sin otra alternativa, se basan en herramientas sencillas y en la apertura del cajón superior cuando es posible, sin necesidad de realizar maniobras peligrosas o de desmontar piezas sin conocimiento previo.
Cómo acceder a la persiana desde el interior
En las viviendas donde la persiana está instalada en un cajón interior accesible, es posible abrir la tapa superior para llegar al eje sobre el que se enrolla. Al elevar la persiana por completo, la cara exterior queda hacia dentro del tambor, permitiendo trabajar sobre ella sin asomarse a la calle y sin necesidad de abrir la ventana. Esta maniobra se realiza retirando los tornillos y levantando la tapa con cuidado. Una vez abierto, se puede utilizar una brocha suave o un aspirador con una boquilla estrecha para retirar polvo acumulado en el interior del compartimento sin dañar el material.
Después de eliminar la suciedad más superficial, se puede pasar un paño de microfibra ligeramente humedecido con agua templada y un jabón neutro adecuado para el material concreto de la persiana. Esta limpieza debe realizarse sin aplicar fuerza excesiva y avanzando poco a poco mientras se desenrolla la persiana desde el interior. Este procedimiento permite actuar sobre zonas que normalmente quedan ocultas y a las que solo se accede cuando la persiana está completamente recogida en el tambor.
Este método es útil para retirar suciedad acumulada, pero es importante evitar movimientos bruscos que puedan desajustar el mecanismo. Tras limpiar cada sección, es recomendable secar la superficie con un paño seco para evitar que queden marcas. Cuando el proceso finaliza, basta con colocar de nuevo la tapa del cajón y asegurarla con los anclajes originales. Aunque este sistema no sustituye una limpieza exterior profesional cuando la suciedad es muy intensa, permite mantener las persianas en un estado adecuado sin asumir riesgos.
Herramientas extensibles y procedimientos complementarios
Cuando la persiana exterior no permite acceder a su caja desde dentro del hogar o su mantenimiento requiere la intervención de un técnico, la alternativa más segura consiste en limpiarla desde la propia ventana utilizando herramientas extensibles diseñadas para llegar a la cara que queda hacia la calle. Estos utensilios suelen tener un cabezal flexible que permite adaptarse a la superficie y retirar el polvo sin necesidad de sacar el cuerpo al exterior.
Para hacerlo, se baja la persiana hasta una altura que deje un pequeño espacio entre la persiana y el marco de la ventana. Ese hueco, aunque reducido, permite introducir la herramienta extensible y desplazarla de arriba abajo para retirar la suciedad adherida. Cuando es necesario un repaso más profundo, puede colocarse un paño de microfibra húmedo en el extremo del mango, utilizando únicamente agua templada y un jabón neutro compatible con el material.
Además de estas herramientas, los aspiradores de mano con boquillas estrechas son útiles para eliminar la suciedad acumulada en los bordes de la persiana, especialmente si lleva tiempo sin mantenimiento. Este procedimiento permite limpiar toda la superficie accesible desde el interior de manera segura, sin necesidad de desmontar piezas ni realizar maniobras riesgosas. En todos los casos se aconseja no utilizar productos abrasivos ni forzar el mecanismo, ya que cualquier daño podría impedir que la persiana suba y baje correctamente y requerir la intervención de un profesional.

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