En la plaza del Ayuntamiento de Torrijos (Toledo) apenas se oía un murmullo antes de que comenzara el minuto de silencio convocado al mediodía. Un silencio denso, quebrado por la emoción contenida, envolvía a los vecinos que se acercaron para arropar a la familia de Rossmery , asesinada el día anterior en su propio domicilio. La presencia de autoridades regionales, entre ellas la consejera de Igualdad, Sara Simón , además del alcalde, Andrés Martín , y la concejala de Mujer, Marta Flores , dotó al acto de un tono institucional pero profundamente humano. Fue una muestra colectiva de duelo en un municipio que se reconoce herido y que exige respuestas, recursos y unidad para enfrentar una tragedia que deja a tres menores huérfanos y a toda una comunidad en estado de conmoción.

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