El cielo dejó de ser un territorio silencioso y estable. Durante la última década, el crecimiento acelerado de satélites en la órbita baja transformó un espacio relativamente ordenado en un entorno saturado, dinámico y cargado de riesgos.
Lo que empezó como una carrera por mejorar las telecomunicaciones terminó convertido en un fenómeno con impacto científico, ambiental y de seguridad planetaria.
La NASA , numerosos centros de investigación y expertos independientes coinciden en que el volumen de objetos en órbita ya afecta la observación astronómica, genera peligros para misiones en curso y multiplica los incidentes por caída de restos.
Los telescopios espaciales , diseñados para mirar el universo sin la distorsión de la atmósfera, hoy enfrentan un obstáculo inesperado:

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