Pocas noticias han sacudido tanto el debate digital esta semana como la decisión de Australia: prohibir el acceso a redes sociales a los menores de 16 años. Una medida contundente, casi impensable en Europa, y que abre una conversación incómoda pero necesaria, ¿puede un país desconectar a toda una generación? La propuesta nace tras varios informes del Gobierno australiano que señalan tres riesgos : impacto en la salud mental, uso excesivo y exposición a contenido dañino. No se trata de limitar, sino de cerrar la puerta directamente. Plataformas como Instagram, TikTok o Snapchat tendrían que aplicar sistemas avanzados de verificación para bloquear el acceso a menores de 16 y requerir autorización parental hasta los 18.

La experiencia nos dice que los menores siempre van por delan

See Full Page