Nicolás Maduro ha activado todos los mecanismos de protección personal y militar a su alcance ante la inminente amenaza de una intervención estadounidense . Desde que el presidente Donald Trump declarara el espacio aéreo de Venezuela completamente cerrado y anunciara el inicio de operaciones terrestres contra el narcotráfico , el líder chavista vive en un estado de máxima alerta , rodeado por un círculo de leales aún más reducido y con el temor creciente a ser traicionado por sus propios hombres.

Según informaciones citadas por The New York Times , fuentes internas del régimen chavista han confirmado que Maduro cambia con frecuencia de lugar para dormir , utilizando cada noche una cama distinta dentro de una red de residencias seguras. También alterna constantemente de teléfonos móviles y restringe sus comunicaciones , siguiendo métodos ya utilizados por Fidel Castro y Hugo Chávez en situaciones similares.

El aumento de la tensión responde directamente al ultimátum de Trump , que expiró el pasado 28 de noviembre. Este contemplaba la posibilidad de que Maduro saliera del poder voluntariamente y se exiliara en un tercer país , una opción que el líder venezolano ha rechazado. Ahora, el margen de acción diplomática parece agotado. La Casa Blanca ha reconocido públicamente que la vía del diálogo está cerrada , mientras que el Pentágono no descarta acciones aéreas, incursiones selectivas o una operación encubierta de la CIA para capturar a Maduro y llevarlo ante la justicia estadounidense, tras ser declarado líder de una organización terrorista internacional , el Cártel de los Soles .

Ante esta amenaza, Cuba ha reforzado su papel como sostén del régimen chavista. Maduro ha incrementado la presencia de oficiales cubanos de contrainteligencia dentro de las Fuerzas Armadas Bolivarianas y en su entorno más cercano. Varios informes confirman que un número creciente de agentes cubanos están siendo integrados en las estructuras de seguridad del Estado venezolano, desplazando incluso a personal venezolano de confianza.

Además del refuerzo humano, el régimen ha modificado los protocolos de seguridad presidencial , disminuyendo la exposición pública de Maduro. Aunque sigue apareciendo en televisión y en actos oficiales, estos han pasado a ser eventos controlados, sin previo aviso, con transmisiones pregrabadas o sin cobertura en directo . Según analistas, esto responde al temor de que Estados Unidos pueda utilizar señales electrónicas, imágenes satelitales o filtraciones para localizarlo y actuar con rapidez .

Un ejemplo claro de este cambio de comportamiento fue la cancelación del concierto por su 63 cumpleaños , que iba a celebrarse el 23 de noviembre en el estadio Monumental de Caracas. El evento fue anulado tras una publicación del exsubsecretario del Tesoro estadounidense, Marshall S. Billingslea, que colgó una imagen del estadio acompañada de un mensaje ambiguo. La respuesta de Maduro fue cancelar la celebración y conmemorar su aniversario en privado, por miedo a un ataque selectivo.

Pese a la escalada de tensión, Maduro trató de mostrar cierta disposición al diálogo al confirmar que habló telefónicamente con Donald Trump , asegurando que la conversación fue «respetuosa» y «cordial». En declaraciones transmitidas por la televisión estatal, el presidente venezolano afirmó: «Si esa llamada significa que se están dando pasos hacia un diálogo respetuoso de Estado a Estado, bienvenido el diálogo».

Sin embargo, la desconfianza en Washington es total . El secretario de Estado Marco Rubio, figura clave en la política exterior estadounidense hacia América Latina, advirtió que «Maduro ha roto todos los tratos anteriores» y que la paciencia con el régimen chavista se ha agotado . En este sentido, Rubio dejó entrever que nuevas medidas están sobre la mesa y que la administración Trump está lista para actuar si no hay avances reales.

El despliegue militar en la región, bautizado como Operación Lanza del Sur , ya ha demostrado su capacidad ofensiva con la destrucción de 22 embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico y la muerte de al menos 83 personas en operaciones marítimas. Pero ahora, con las amenazas de ataques por tierra , el aislamiento aéreo de Venezuela y la creciente presión internacional, el entorno de Maduro se ha vuelto aún más frágil.

En este escenario, los analistas coinciden: Maduro se enfrenta a su momento más peligroso desde 2019 , cuando también se planteó su salida del poder. Pero esta vez, aseguran, Trump está dispuesto a llegar mucho más lejos .