A los turolenses, curtidos en mil batallas de promesas incumplidas y maquetas que nunca tocaron suelo, nos cuesta creer. El escepticismo se había instalado en nuestro ADN colectivo, especialmente cuando hablábamos de algo tan sagrado como nuestra salud. Sin embargo, ayer fue un buen día. Me atrevería a decir que fue un día histórico para la sanidad turolense.

Hacía más de un año y medio que no pisábamos las obras del nuevo hospital y ayer, tras la visita de los dos consejeros del Gobierno de Aragón, la sensación que nos llevamos a la redacción es, por fin, de realidad tangible. No hemos visto promesas; hemos visto un edificio que ya es casi un hospital.

Hay tres motivos de peso para que hoy nos felicitemos todos los vecinos de esta provincia.

El primero es una deuda histórica. Desde aqu

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