Cantabria es sinónimo de cocina de producto, tradición y sabor directo . Sus platos emblemáticos, que han resistido el paso del tiempo, no necesitan reinterpretaciones para seguir siendo actuales: una buena anchoa de Santoña , un cocido lebaniego o un trozo de sobao pasiego son suficientes para comprobar que allí la tradición manda. Madrid, pese a su constante apertura a la cocina internacional, mantiene un interés creciente por esta propuesta gastronómica, y en ese contexto surge La Maruca , la última apertura del Grupo Cañadío , que traslada la esencia cántabra a la capital sin perder su identidad.
De Cantabria a Azca: tradición adaptada a la ciudad
El Grupo Cañadío lleva más de una década consolidando una oferta gastronómica cántabra en Madrid . Comenzaron con un concepto sencillo: dar bien de comer, con platos reconocibles y atención profesional, equilibrando calidad y precio. Lo que empezó como una casa de comidas se ha convertido en una de las propuestas más sólidas de la restauración madrileña , con varias sedes que mantienen los rasgos que definen al grupo: cocina abierta desde primera hora, cartas claras y espacios funcionales que integran la experiencia gastronómica en la rutina diaria.
Con su nueva sede en Azca , ubicada en el edificio Ruiz Picasso 11, La Maruca se instala en un distrito estratégico, donde se combinan oficinas, tránsito constante y vida de barrio. La propuesta adapta la cocina cántabra al ritmo urbano sin perder su esencia: desde desayunos con tostadas y cafés hasta cenas que permiten disfrutar de clásicos como las rabas o el cocido lebaniego , todo con la misma atención al detalle que caracteriza al grupo.
Una carta que combina clásicos y platos contemporáneos
El menú de La Maruca incluye platos emblemáticos del norte :
- Ensaladilla rusa , perfecta en textura y sabor.
- Anchoas de Santoña con pimientos asados , un imprescindible de la gastronomía cántabra.
- Rabas de Santander , jugosas y crujientes, que evocan la costa del norte.
- Huevos rotos con picadillo de Potes , el equilibrio perfecto entre tradición y sencillez.
- Cocido lebaniego y callos a la montañesa , reconfortantes y elaborados con mimo.
- Fideuá negra de cachón y merluza de pincho , preparada entera según la disponibilidad del día.
Junto a estos clásicos, la carta también ofrece platos más actuales , como la terrina de foie con sobao pasiego o la ensalada de ave escabechada , sin perder de vista la simplicidad y la calidad de los ingredientes. En el apartado dulce, las tartas de limón y de queso siguen siendo un final de recorrido obligado.
Un espacio pensado para todos los ritmos
El diseño del local refleja la lógica funcional del grupo: una barra larga para quienes van con prisa, mesas bajas para quienes buscan detenerse un poco más, y una terraza cubierta que amplía la capacidad y ofrece un espacio agradable en una zona donde no abundan los alardes hosteleros. La cocina es visible desde el fondo del local, aportando transparencia y dinamismo , mientras que la decoración recurre a tonos neutros y guiños al paisaje cántabro, con imágenes de los Picos de Europa , que evocan raíces sin recurrir al exceso decorativo.

ALERTA El Diario de Cantabria
La Crónica de Badajoz
AlterNet
The Daily Bonnet
Raw Story
The Christian Post
New York Post
The Conversation