Es evidente que los ciberdelincuentes han ganado terreno en los últimos años, perfeccionando sus métodos para engañar a las personas con estrategias cada vez más sofisticadas. Esta habilidad para actuar con astucia se ha convertido en la clave de su éxito y en el motivo por el que no operan únicamente en un país, sino que expanden sus modus operandi a gran velocidad por distintas regiones del mundo, dejando a su paso millones de víctimas.

El auge de estas prácticas, impulsado por los avances tecnológicos, ha llegado a tal punto que ni siquiera una videollamada por WhatsApp es completamente segura. No se trata de fallos en la plataforma —Meta ha reiterado en varias ocasiones su compromiso con la protección de los datos de los usuarios—, sino de la excesiva confianza de muchas perso

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