La nueva Estrategia de Seguridad Nacional impulsada por Donald Trump marca un viraje profundo en la forma en que Estados Unidos entiende su papel en el mundo.

El documento sitúa al hemisferio occidental como eje prioritario, redefine las amenazas globales a partir de la migración, el crimen transnacional y la competencia económica, reduce el peso estratégico de Europa y apuesta por una independencia energética que pretende reposicionar el músculo industrial del país.

Lo que antes era una política exterior global, se transforma ahora en una doctrina que busca blindar primero el territorio y luego proyectar poder bajo parámetros renovados .

Una hoja de ruta más realista

La estrategia, presentada como una hoja de ruta “realista” para la próxima década, revive un principio histórico: Es

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