En los hogares contemporáneos es cada vez más habitual observar a personas que se dirigen a sus como si entablaran una conversación con otro ser humano . Lejos de ser un gesto anecdótico, esta escena cotidiana ha despertado el interés de especialistas en conducta y personalidad , quienes ven en esta práctica una ventana a la manera en que los individuos construyen vínculos y elaboran su mundo emocional.

Hablar con un animal doméstico no se limita a un acto de ternura. Desde la , este comportamiento se vincula con el antropomorfismo, es decir, la tendencia a atribuir cualidades o intenciones humanas a otros seres vivos . No obstante, más que un simple recurso imaginativo, esta interacción verbal revela una rica combinación de sensibilidad, creatividad e inteligencia emoci

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