Sólo leo, a esta altura, los libros que publican mis amigos, de modo que mi selección nunca se corresponde con un diagnóstico.

La amistad es un vínculo imaginario y se sostiene apenas en algunas inclinaciones que a veces son imperceptibles, e incluso evanescentes. Cuando digo amigos me refiero a personas que no sólo respeto intelectualmente sino por las que siento alguna forma de afecto personal. Toda relación libresca, a final de cuentas, responde a esa misma lógica. Todos los años que leí a Kafka, ¿no lo hice como quien trata de entender los caprichos de alguien que quiere?

Libros que he leído últimamente: Pensar después de Gaza de Franco Berardi, un diagnóstico sombrío pero sumamente necesario de una de las mentes más lúcidas de Europa. Bifo cree, con una posición muy punk, que no hay

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