Durante siglos, la humanidad ha buscado el secreto de la longevidad, en mitos, religiones y dietas milagrosas. Hoy, la biología molecular y la inteligencia artificial comienzan a revelar que vivir más —y mejor— depende menos del azar y más de la precisión con que la vida protege su propio código. Un estudio reciente publicado en Science (1) y comentado por el cardiólogo Eric Topol en Ground Truths resuelve un enigma biológico: ¿por qué la rata topo desnuda, un pequeño roedor africano, puede vivir casi cuarenta años —cinco veces más que especies similares— sin cáncer ni envejecimiento visible? (2)

La clave está en cuatro mutaciones de un gen llamado cGAS , que coordina la reparación del ADN y regula la inflamación. En la mayoría de los mamíferos, este mecanismo defiende, pero también

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