Esta ciudad, ubicada en medio del desierto, no solo debe vivir con nostalgia su pasado glorioso, sino que debe seguir forjando su presente y proyectarse al futuro. Y ya nadie discute que uno de los pilares del progreso de los pueblos es la cultura.

Pero cultura no solamente consiste en vivir recordando que Hidalgo, Vargas Llosa y Melgar son arequipeños y que el sillar es único. Si se habla de actividades culturales, los pasacalles no son la única alternativa. Pareciera que en nuestra república independiente se olvidó que cultura es crear y recrear, estar en constante transformación, romper con los paradigmas y reinventarse incesantemente, es decir, provocar un constante fluir de ideas y sensaciones.

«En las exposiciones del Norteamericano o de la Alianza, asiste el mismo público… Se trat

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