La tensión que Suna había intentado disimular durante días ha terminado estallando. Los celos que sintió al ver a Abidin pasar la tarde con Aysel han vuelto a salir, esta vez con más fuerza que nunca.

Desde aquel momento en la entrada de la mansión, cuando vio a Abidin tan animado con Aysel, Suna no ha podido quitarse la imagen de la cabeza. Aunque intenta convencerse de que ya no siente nada por él , cada gesto la traiciona. Y ahora, lo que tanto temía, ha ocurrido.

La criada ha ido al anexo para dejar una bandeja con unos botes cuando Abidin ha entrado de repente. La joven se ha puesto nerviosa , incapaz de ocultar lo que llevaba tiempo callando. El guardaespaldas, al verla así, se ha acercado preocupado. Le ha pedido que le dijera qué le pasaba. Ella ha intentado

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