El duelo ante el Betis volvió a mostrar esa versión del Barça que ilusiona en ataque, esa que aparece cuando el equipo se sacude el susto inicial y empieza a carburar con velocidad y personalidad. La goleada en la Cartuja dejó goles, carácter y un paso adelante de varios futbolistas jóvenes llamados a marcar el futuro. Pero también dejó la sensación de que, por mucho que se marque arriba, atrás siguen apareciendo grietas que no se terminan de cerrar.
Y es que el 3-5 no solo fue espectáculo; también fue un aviso. Tres goles encajados, muchas dudas en el repliegue y una línea defensiva que nunca terminó de transmitir seguridad. Jules Koundé volvió a mostrarse irregular, Pau Cubarsí tuvo un nuevo partido flojo y el bloque retrocedió sin orden. Por eso, la realidad es que en

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