La mujer que no aceptó el silencio

Esta semana invito a los lectores a conocer a una mujer que aparece en la memoria del periodismo mexicano como una figura en una fotografía amarillenta que pocos recuerdan cuándo y dónde se captó.

Magdalena Mondragón fue reportera cuando casi no había reporteras, jefa de información cuando el cargo era territorio de hombres con sombrero y corbata, y maestra de periodistas cuando el país no sabía que necesitaba escuelas de periodismo. Su nombre sobrevivió porque dejó huellas en otros, no porque buscara reconocimientos. Y en el oficio, eso vale más que los homenajes.

Llegó al periodismo como llegan muchos, por hambre y curiosidad.

Permaneció porque entendió que la palabra no solo cuenta lo que ocurre, sino que es el latir del corazón de un país. Aprendi

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