La flor de Pascua se ha convertido en un elemento característico de los interiores domésticos en diciembre, y su presencia se ha extendido desde México a toda España. Su origen, sus particularidades botánicas y su comportamiento a lo largo del año influyen en cómo se desarrolla una vez que termina la temporada navideña .

En ese contexto, el destacado productor y experto en plantas Ángel Illescas, quien lleva 25 años produciendo la Flor de Pascua, describe los cuidados esenciales para que la planta complete ciclos más amplios sin perder estabilidad . Al mismo tiempo, su contenido informativo señala puntos frecuentes de manejo que suelen pasarse por alto.

Las 3 claves para que la flor de Pascua te dure de un año para otro, según Illescas

A través de un video en TikTok , Illescas resume tres ejes de cuidado para la flor de Pascua: ubicación fija, riego controlado y fertilización . Su planteo se centra en un manejo ordenado y sin cambios bruscos.

La base de su argumento es la estabilidad: cuando la planta recibe un entorno estable, tolera mejor el paso del tiempo y conserva su estructura vegetal sin deterioros prematuros.

Por empezar, el productor insiste en evitar traslados continuos dentro de la vivienda . Su criterio es mantener la maceta en una zona concreta donde no haya corrientes de aire. La constancia espacial favorece que la planta no experimente oscilaciones ambientales.

Según explica, ese único punto ya reduce una gran parte de los problemas habituales asociados a la caída de hojas o al debilitamiento del tallo.

Segundo, en lo que respecta a la relación con el riego, Illescas remarca un proceso sencillo: colocar la maceta en un plato pequeño, verter un vaso de agua, permitir que el sustrato absorba la cantidad necesaria y eliminar el excedente . Dejar agua acumulada genera saturación y compromete el sistema radicular.

Su pauta se ajusta a la temperatura de cada vivienda: en espacios con calefacción, la frecuencia aumenta; en estancias sin ella, se reduce . Su referencia más común es entre tres y cuatro días.

El tercer punto es la fertilización continua . Illescas recuerda que las brácteas rojas no son la flor, por lo que la planta necesita nutrientes para sostener el color y continuar su ciclo. La aplicación de abono mantiene la estructura y evita que la planta colapse entre un año y otro.

Otras recomendaciones para el mantenimiento de la flor de Pascua

Además de las indicaciones de Illescas, existen parámetros básicos que complementan el cuidado de la flor de Pascua. La luz es uno de ellos. La planta responde bien a estancias luminosas con iluminación indirecta.

La exposición directa provoca quemaduras y reduce la integridad de las hojas. Situarla en zonas donde reciba claridad sin incidencia solar directa mantiene su equilibrio.

La temperatura es otro componente relevante. Un ambiente entre 18 °C y 24 °C es el rango óptimo para su adaptación. Los contrastes térmicos la afectan, ya sea por corrientes frías o por fuentes directas de calor. Evitar ventanas que se abren con frecuencia, chimeneas o aparatos de aire acondicionado ayuda a que su desarrollo no se vea alterado.

El riego por inmersión también forma parte del protocolo habitual. Introducir la maceta en agua templada durante unos 15 minutos cuando el sustrato esté completamente seco permite que absorba la humedad necesaria. Este método reduce el riesgo de inundación del sustrato y facilita un drenaje adecuado. Detectar puntas negras en las hojas indica exceso de agua.

Riego, abono y cuidados avanzados para prolongar el ciclo de esta planta

Durante el periodo de floración, un abono líquido aplicado cada 15 días refuerza el desarrollo vegetativo . Esta práctica sostiene la estructura y acompaña la transición a meses posteriores.

Al finalizar la época, cuando las brácteas rojas comienzan a caer, podar los tallos entre 5 y 10 cm facilita su renovación . El uso de un producto cicatrizante en los cortes evita daños adicionales.

El trasplante a una maceta mayor puede realizarse cuando el crecimiento así lo requiera. Un sustrato de calidad y un recipiente con buen drenaje favorecen la circulación del agua y la aireación interna.