Redacción Ciencia, 8 dic (EFE).- Un equipo de científicos estadounidense ha desarrollado una interfaz cerebro-ordenador (BCI) de silicio del grosor de un cabello, que se puede implantar en el cerebro y que es capaz de transferir datos a altas velocidades. El dispositivo, afirman sus creadores, transformará la interacción entre humanos y ordenadores.
El BCI se podrá usar en el tratamiento de afecciones neurológicas como la epilepsia, lesiones medulares, ELA, accidentes cerebrovasculares y ceguera, ayudará a controlar las convulsiones y a restaurar las funciones motoras, del habla y visuales gracias a un diseño ‘mínimamente invasivo’ pero de alto rendimiento.
La interfaz usa un chip de silicio para establecer una conexión inalámbrica de gran ancho de banda entre el cerebro y un ordenador e

La Conexion

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