El asesinato de Anderson Murillo, psicólogo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), mientras realizaba labores de prevención del reclutamiento infantil en la vereda Caño Cumare, en San José del Guaviare, evidenció la vulnerabilidad de quienes trabajan en la protección de la infancia en zonas de conflicto en Colombia.

Un año después del crimen, el caso sigue sin esclarecerse, mientras la región permanece invadida por la violencia y la amenaza constante de los grupos armados ilegales .

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Murillo, de 22 años, había iniciado su carrera profesional en el Icbf tras graduarse en marzo de 2023. Su labor consistía en llevar campañas psicosociales a comunidades rurales, con el objetivo de evitar que niños, n

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