La exposición Yoko Ono. Insound and Instructure , inaugurada en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) en la ciudad histórica de León , se ha convertido en uno de los acontecimientos culturales más relevantes de la temporada. Con más de 80 obras distribuidas en 1.700 metros cuadrados, la muestra —vigente hasta el 17 de mayo de 2026— ofrece una de las retrospectivas más completas dedicadas a la artista en España. Su planteamiento evita deliberadamente la cronología tradicional para propiciar un diálogo transversal entre piezas de distintas décadas, formatos y sensibilidades, permitiendo que la obra respire de forma libre y contemporánea.

Yoko Ono, nacida en Tokio en 1933 , es una figura imprescindible del arte conceptual y la vanguardia internacional. Tras su llegada a Nueva York en los años cincuenta, se integró en los círculos más experimentales de la escena artística, vinculándose al movimiento Fluxus y participando en la transformación radical de las prácticas creativas de mediados del siglo XX. Su obra, siempre centrada en la idea más que en el objeto, emplea soportes tan diversos como la performance, el cine, la música, la instalación, el dibujo o el texto . Esta amplitud técnica se corresponde con una constelación temática igualmente rica: la imaginación como motor creativo, el activismo por la paz, la participación del público, el sentido del humor y del absurdo, la crítica al rol de la mujer en la sociedad , la fragilidad del cuerpo y la presencia constante de la naturaleza.

Dentro de la exposición destacan piezas históricas que marcaron un antes y un después en el arte contemporáneo. Entre ellas figura Cut Piece (1964), una performance pionera en la que Ono invita al público a cortar fragmentos de su ropa, poniendo en juego vulnerabilidad, participación y crítica feminista. También se exhibe Voice Piece for Soprano (1961) , obra en forma de instrucción que llama al espectador a gritar contra el cielo o contra la pared, un gesto de catarsis y liberación que sigue conservando su potencia conceptual. A su lado se despliegan trabajos como Draw Circle Painting (1964), que rompe de nuevo la frontera entre artista y público, y numerosas instalaciones de gran formato creadas desde los años noventa, como A MAZE o EN TRANCE, que exploran la relación del cuerpo con el espacio, la percepción y el tránsito simbólico.

La muestra incluye además obras audiovisuales y cinematográficas , algunas realizadas junto a John Lennon en la etapa en la que ambos colaboraron intensamente, como Rape (1968) o Fly (1970–71). Estas piezas ponen en primer plano cuestiones como la violencia, la identidad, la libertad y la exposición mediática, demostrando la vigencia crítica del trabajo de Ono en un mundo donde la intimidad y la imagen pública se confunden a un ritmo acelerado. Junto a ellas, obras recientes como Invisible Flags o DOORS continúan su compromiso con la paz, la imaginación y la acción colectiva, trasladando al presente la sensibilidad que ha marcado su carrera durante más de seis décadas.

El planteamiento no lineal del MUSAC de la ciudad de León permite que el visitante establezca conexiones intuitivas entre épocas y materiales, activando una lectura viva y abierta de la obra. Más que una retrospectiva tradicional, Insound and Instructure  propone un viaje emocional, conceptual y sensorial por las obsesiones, las luchas y las esperanzas de la artista. Es una exposición que no solo se contempla: se escucha, se atraviesa, se completa y, en cierto modo, se ejecuta. Porque en el universo de Yoko Ono el espectador nunca es pasivo; es un participante esencial, un coautor de significados.

En un tiempo marcado por tensiones políticas, conflictos globales y debates sobre identidad y memoria, la obra de Ono adquiere una resonancia especial. Su defensa de la paz, su mirada poética y su invitación constante a imaginar un mundo diferente funcionan como recordatorio de la capacidad del arte para generar espacios de pensamiento, encuentro y transformación. Con esta exposición, el MUSAC de León no sólo rinde homenaje a una figura clave del arte contemporáneo, sino que ofrece al público la posibilidad de reencontrarse con la imaginación como fuerza creadora y con la acción como forma de esperanza.

Ono y Lennon

Yoko Ono, nacida en Tokio en 1933, ya tenía una trayectoria como artista de vanguardia cuando conoció a John Lennon . En noviembre de 1966, Lennon visitó una exposición suya en Londres, en la galería Indica; allí quedó fascinado por una obra de Ono —una escalera que conducía a un lienzo negro, a través de un catalejo se veía la palabra YES —, un gesto simbólico que despertó su curiosidad.

Aquel encuentro marcó el inicio de una intensa relación personal y artística: tras romper con su primera esposa, Lennon se casó con Ono el 20 de marzo de 1969. Durante los años que siguieron, su unión se transformó en una colaboración creativa marcada por la experimentación y la provocación. Juntos fundaron el proyecto Plastic Ono Band, con el que exploraron música vanguardista, grabaron álbumes como Unfinished Music No. 1: Two Virgins (1968), y produjeron actuaciones, happenings y filmes experimentales como parte de su compromiso por derribar las barreras del arte tradicional.

Además, se convirtieron en figuras prominentes del activismo pacifista: su célebre bed-in en 1969, durante su luna de miel, fue un icono mediático de su apuesta por la paz. La relación con Lennon marcó profundamente la vida de Ono: en 1975 nació su hijo, Sean Ono Lennon, y por un tiempo la pareja vivió alejada de la vorágine mediática. Pero el 8 de diciembre de 1980 su mundo cambió para siempre: Lennon fue asesinado frente al edificio donde vivían en Nueva York.

Tras su muerte, Ono asumió la responsabilidad de mantener vivo su legado —musical, artístico y pacifista — y continuó desarrollando su propia obra, resignificando su identidad como creadora independiente.