Han pasado 35 años y aún entonces las furgonetas de la Policía Nacional no iban blindadas pese al peligro permanente de ETA, incluida Cataluña . Seis viudas y trece huérfanos recuerdan seguro lo ocurrido. En la actualidad, un sector de la política anda empeñado en el blanqueamiento de los asesinos, pero la historia no se puede borrar y seis agentes de la Policía Nacional permanecen como mudos testigos en la memoria de los españoles de bien.

8 de diciembre de 1990. Poco antes de las 17:00 horas, un coche-bomba hizo explosión en la confluencia de las calles Josep Aparici y Ribot i Serra de Sabadell, al paso de un convoy de dos furgones sin blindaje ocupados por miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Los agentes acudían a prestar servicio al estadio de fútbol de la Nova Creu Alta con oca

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