Durante el conversatorio que acompañó la presentación de Estado de Fuga 1986, la guionista Ana María Parra y el escritor Mario Mendoza coincidieron en que la serie fue concebida para examinar el origen de la violencia y no la mecánica del crimen.
Según Parra, el equipo decidió evitar el enfoque clásico del thriller basado en la identidad del agresor porque la historia parte de un hecho que el espectador conoce desde el primer minuto: quién es el autor de la masacre.
El interés de la serie —dijo— se concentra en identificar qué lo llevó a actuar y cuál fue el papel de quienes lo rodeaban antes del suceso.
Parra indicó que, para sostener esta premisa, la serie adopta un ritmo propio del thriller psicológico, en el que la intriga surge del descubrimiento gradual de traumas, lagunas de memo

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