Horkas metió el brazo y la UD, la pata. Porque en un día señalado para no fallar, todo quedó en un resultado anémico en las aspiraciones de ascenso y que frena más la velocidad del equipo. Repartir puntos en el Gran Canaria frente a un Mirandés en descenso no puede darse por bueno de ninguna manera . El 0-0 es una trastada. Claro que el condicionante mayúsculo de jugar con uno menos desde la primera parte endulza, en parte, evitar males mayores.

Lo que se sabía es que el partido implicaba picar piedra ante el achique masivo del rival, limitado a ocupar espacios cerca de su área. Lo que no, que en un acción aislada, de pura carambola, todo iba a inclinarse hacia arriba de una manera comprometedora. El pleito se iba al descanso tras media hora de bostezos e imprecisiones cuando un lanz

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