Estuve en la Ciudad de México la noche del 1 de julio de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador (“AMLO”) fue elegido presidente de México por una abrumadora mayoría. Me encontraba allí para ayudar en la realización de un documental que no tenía relación con las elecciones, pero terminé envuelto en la emoción, observando a decenas de miles de personas jubilosas dirigirse hacia el Zócalo, la hermosa plaza principal que ha sido el corazón palpitante de esa gran ciudad desde la década de 1300, cuando los aztecas se asentaron allí y comenzaron a construir con piedra volcánica roja. Por la mañana, mi ánimo se volvió más sobrio y, con una condescendencia sutil, pensé: “Pobre México. Destinado nuevamente a la desilusión”.
No podría haber estado más equivocado. AMLO no pudo hacer todo lo que h

Infobae

The Conversation
New York Post Video
Raw Story
11Alive Crime
WCPO 9
Reuters US Top
Screen Rant
America News
New York Post Health