Por Danilo Albero
El martes 19 de noviembre de 1901, los lectores de La Tribuna y El Universal , y luego otros periódicos, se enteraron del incidente ocurrido a las tres de la madrugada del lunes en la calle de la Paz –hoy Ezequiel Montes–; un baile ‘non sancto interruptus’. Pronto el escándalo sería la comidilla de la sociedad mexicana. De los mentideros de la elegante calle de Plateros –hoy avenida Madero–, a corrillos aglomerados en torno a vendedores callejeros. Todos los habitantes de la ciudad presentían que, entre el ‘numerus clausus’ de implicados, había personajes conocidos. Las primeras crónicas del baile coinciden en el número de participantes: “tuvo conocimiento la policía de la 8ª demarcación, de que en la casa número 4 de la calle de la Paz, se efectuaba un baile sin e

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