Hay fortalezas que sobreviven al paso del tiempo por la solidez de sus muros, y otras que lo hacen gracias a la fuerza de sus historias . Este sería el caso del Castelo da Lúa, en la punta de A Torre. De la antigua fortificación apenas quedan cimientos, fragmentos de muralla y el dibujo roto de lo que fueron torres defensivas. Sin embargo, sus ruinas continúan convocando a visitantes atraídos, entre otras cosas, por una de las leyendas más trágicas de Galicia.

Construido en el siglo XIII, el castillo pasó de manos nobiliarias a la Orden del Temple , que lo convirtió en plaza estratégica en la ría rianxeira. Las guerras civiles, los asedios irmandiños y los pleitos eclesiásticos lo derribaron una y otra vez hasta dejarlo, desde el siglo XVI, reducido a los restos que hoy se asoman al

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