Por: Joyce Meyzán Caldas

Fin de año en la universidad siempre trae lo mismo: pasillos llenos, estudiantes repasando apuntes de última hora, tazas de café que se multiplican y una sensación de cierre que, a veces, confunde más de lo que ordena. Entre esa ansiedad colectiva, pocas veces nos detenemos a mirar un detalle esencial: no todas las carreras ni todos los cursos evalúan igual. Y esa diversidad no es un simple matiz académico; es un reflejo de lo que cada institución entiende —o intenta entender— por aprendizaje. En otras palabras, dime cómo te evalúan y te diré qué espera la universidad de ti.

En el Perú conviven, a veces sin mucha conversación entre sí, distintos modelos de evaluación. El más tradicional —y aún el más extendido— es el examen escrito, el famoso parcial y final dond

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