“Moda y perfume siempre han ido de la mano. Ambos forman parte de un mismo lenguaje estético. Así como las prendas que llevamos expresan nuestro estilo a primera vista, el perfume lo prolonga y lo completa a través del olfato. Un buen perfume potencia la imagen que queremos proyectar y actúa como un sello personal. Por eso, igual que elegimos prendas según la ocasión, la fragancia también debe armonizar con nuestro estilo y con la atmósfera que deseamos crear”, dice Luis Sans, presidente de Santa Eulalia Perfumes y cuarta generación al frente de la exclusiva boutique de paseo de Gràcia.
Desde que Paul Poiret, en 1911, inauguró con Les parfums de Rosine la fructífera alianza entre el buen vestir y los aromas que lo envuelven, es difícil resistirse a interpretarla con un estilo propio.

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