Didier Podestá Deleglise llegó al hospital al amanecer del lunes en una ambulancia. Minutos antes había estado con un amigo: salieron de un kiosco, caminaron por una plaza y allí lo perdió de vista. Cuando ingresó a la guardia, estaba desorientado por el consumo de sustancias, pero sin un solo golpe. Le colocaron un suero y, en un descuido, se escapó. Una hora después volvió en un patrullero, lleno de lesiones que lo dejaron al borde de la muerte. Esa noche, pese a los intentos por reanimarlo, murió en terapia intensiva.
La secuencia empezó minutos antes de las 7.00, cuando el joven de 23 años fue trasladado al Hospital Dr. Lino Piñeiro de Baradero. No se encontraba en estado de consciencia plena: estaba drogado y desorientado. Sin embargo, quienes lo recibieron aseguraron que no ten

Todo Noticias

Infobae
AlterNet